Acerca de la crítica

13 enero 2008 at 13:53 19 comentarios

No hay crítica objetiva, la hay honesta y deshonesta, estos atributos morales corresponden a la ética intelectual. Ésta consiste en dar cuenta de aquello que va a contracorriente de nuestros juicios, no ignorar lo que nos disgusta.

El disgusto es un objeto de pensamiento de gran valor ya que hace vibrar nuestras cuerdas intelectuales con una intensidad similar a la sensación estética que nos provoca la admiración. La tensión de lo irritativo es fértil en la producción de nuevas emisiones y metáforas.

La arbitrariedad no es un obstáculo que invalide un juicio crítico. Quien no arriesga no avanza. La ecuanimidad de superficies es una postura por lo general oportunista, y en particular, cobarde.

Aquel que abunda en enconos personales limita la consistencia de sus argumentos. Cada elogio es un falso elogio ya que encubre una maldición indirecta.

La crítica de las artes – cine, literatura, plástica, teatro, televisión – aunque se refieren a actividades del dominio público manifiestan a una individualidad. Las  obras y acciones son expresiones de autor, por lo tanto no pierden cierta característica de privacidad. Conforman zonas en donde descuellan las personalidades.

El crítico está en una posición intermedia entre el usuario y el productor, entre las fuentes emisoras y las receptoras. Esta intermediación puede resultarle desagradable a muchos, y producir el mismo rechazo que han generado históricamente los seres intermediarios, desde los judíos a los mariscos.

No se le puede exigir a un crítico literario que encuentra fallas en una novela, que legitime su juicio escribiendo una mejor. Su lugar no es el del escritor.  

La crítica en política tiene una función diferente. La política pertenece a los acontecimientos del espacio público. Es el ámbito de lo común. En este caso las intermediaciones se diluyen ya que nadie deja de pertenecer de uno u otro modo a la comunidad.

Estamos implicados por la política, y la ejercemos en la medida en que somos seres responsables: en la familia, el trabajo, el vecindario, como sujetos de ley o productores de cultura.

Participamos de redes de micropoderes y tomamos decisiones con libertad condicionada.

Cuando se trata de la res pública, del bien común, de la libertad ciudadana o del bienestar de las mayorías, el pensamiento crítico no nos exige soluciones sino el esclarecimiento de los dilemas con los que se enfrenta el personal gubernamental – que no es sólo el oficial e incluye a la oposición – , encargado de orientar las conductas colectivas.

Las dificultades que surgen de la tensión entre objetivos proclamados y grupos de intereses, el estado de las relaciones de fuerza entre sectores que disputan un espacio de poder, las posibilidades ciertas de transformar situaciones problemáticas para liberar energías contenidas u oprimidas, son materia de análisis.

Así como en la crítica de las artes no basta el gusto para emitir juicios de valor, menos en la política caben las preferencias y las indignaciones si no se quiere reducir la voluntad de análisis a la catársis neurótica.

Las  principios éticos, las posiciones ideológicas, las decisiones políticas, si no se nutren del esfuerzo intelectual que exige la crítica política, carecen de gravedad, son frívolas.

Es inevitable que emerga una fase constructiva en este tipo de crítica que no debe complacerse en las disgresiones de las «operaciones masacre» usuales en la crítica de las artes.

La demonización, la autocompasión, el histrionismo denunciativo y las exageraciones retóricas, son algunos rasgos caractereológicos y de estilo que protagonizan una crítica política finalmente perezosa.

Entry filed under: Filosofia.

12 de enero la lectora provisoria Foreign policy I

19 comentarios

  • 1. oso_perez_oso  |  13 enero 2008 a las 20:20

    siempre se toma partido, nunca un lingüista.

    http://es.youtube.com/watch?v=1LjG7S8aqJg

  • 2. frank  |  13 enero 2008 a las 21:17

    uauuu tomas…
    que leccion de democracia….!
    tu ´pensata´ me lleva inevitablemente a una auto-referencia.
    la de los que tuvimos aquella formacion intelectual nutirida en la izquierda clasica sectaria y excluyente que no nos dejaba leer a borges….
    a lo de ‘…Quien no arriesga no avanza.´ yo complementaria con::
    Nihil lucri cepit qui nulla pericla subivit
    Quien no arriesga, no acierta…
    lo de:
    ‘ ….La demonización, la autocompasión, el histrionismo denunciativo y las exageraciones retóricas`…

    me recuerdan una charla a la que fui recientemente en que el ´expositor´ decia 2 frases y lanzaba una sonrisa…..como auto-descubriendo alborozado lo que el mismo estaba diciendo….era ridiculo…
    no voy a revelar el tema porque es un ´quemo´……(??!)

    una refinada e aguda aula de democracia
    tomas ….. sabes que……:
    gracias

  • 3. Doxasofista barrial  |  14 enero 2008 a las 8:54

    Tómas: como «ignorante» asumido que soy tengo algunas preguntas para hacerle.

    1) Demonización, histrionismo denunciativo, exageraciones retóricas: ¿ Son verdaderos rasgos caractereológicos y de estilo que protagonizan una crítica política finalmente perezosa?.

    Me gustaría mostrarle un aforismo de Federico ( entre decenas de ellos) que al parecer cumple con estas condiciones:

    «NUEVOS COMBATES. Después de que Buda hubiese muerto, todavía se enseñaba su sombra durante siglos en una caverna, – una sombra enorme y espantosa. Dios ha muerto: pero tal como es la especie humana, quizá durante milenios todavía habrá cavernas en las que se enseñe su sombra. -Y nosotros- ¡también nosotros todavía tenemos que vencer su sombra!».

    ¿A usted le parece que Nietzshe era un perezoso?, porque cuestionaba, denunciaba, y demonizaba furiosamente los dogmas imperantes en la antiguedad y en la modernidad.
    Se lo pregunto porque después de haber leido su post, ahora tengo dudas.
    _________

    2) «No hay crítica objetiva, la hay honesta y deshonesta, estos atributos morales corresponden a la ética intelectual».

    No es lo mismo que plantear la diferencia entre «subjetividad» y «perspectivismo».
    Que la objetividad no existe lo entiendo.

    __________

    Dopo coincido con usted.

    Sobre todo me fascino una idea que ha publicado en su post:

    » La arbitrariedad no es un obstáculo que invalide un juicio crítico. Quien no arriesga no avanza. La ecuanimidad de superficies es una postura por lo general oportunista, y en particular, cobarde».

    Saludos amables.

    Ignacio
    http://www.nihilismopositivo.tk

  • 4. Tomás Abraham  |  14 enero 2008 a las 16:15

    ignacio
    no veo qué tiene que ver Nietzsche con el tipo de enunciación a la que me refiero. no es lo mismo prosa intensa y temple polémico que resentimiento y mala consciencia (Nietzsche, Genealogía de la moral)
    honestidad no es subjetivismo, palabra redundante. es abrir el frente polifónico para que en medio de otras voces componer la propia.

  • 5. Gustavo Romero  |  14 enero 2008 a las 23:40

    Siguiendo con Nietzsche y la honestidad, justamente es lo que estás señalando, Tomás.

    Tiene que ver un poco con abrir las ventanas para ventilar la atmósfera asfixiante de las ideologías dogmáticas. Y con el nuevo aire construir la voz propia.

    En Ecce Homo Nietzsche define a la honestidad como «la lealtad frente al enemigo».

    La honestidad es aquella virtud que Nietzsche reclama para los nuevos filósofos. Nosotros la estamos ampliando a todo intelectual («ética intelectual») que se precie de hacer aquello que ama, que es pensar.

    Un abrazo.

    Gustavo

  • 6. Eva  |  15 enero 2008 a las 2:46

    Disculpen, este comentario lo puse en otro post, pero como tengo miedo que no lo lean, lo copié al último.

    La dirección de youtoube anterior, pertenece a uno de los cuentos de Fontanorrosa protagonizado por Luis Brandoni. Véanlo, no tiene desperdicio. Es una muestra apenas del ciclo de Cuentos de Fontanarrosa, que se transmite por la televisión pública todos los días a las 22 hs.
    El año pasado lo pasaron todos los jueves a las 22. Yo los ví todos. Considero que este ciclo es lo más grande que se hizo en la televisión nacional, con actores nacionales, con una dirección de actores increíble, con un costumbrismo que nos identifica, con historias que pareciendo mero cuento y anécdota dejan un segundo nivel de reflexión seria. Uno se asombra de la riqueza con que veía la vida su autor. Y se asombra de la capacidad de sus productores de llevar el cuento a la pantalla. Y se asombra de que nadie haya visto esta gloriosa serie.
    No se la pierdan, todos los días a las 22 hs, por el Canal Público, Canal 7. Por favor, vénalo.

  • 7. JorgePayador  |  15 enero 2008 a las 15:45

    Muy bueno Eva. Gracias, y Gracias a Fontanarrosa claro está.

  • 8. medusa  |  15 enero 2008 a las 22:33

    Un ciclo muy bueno tambien fue «200 años» donde dramaturgos (muscari, briski, spregelburd, entre otros) en conjuncion con un cineasta realizaban un unitario de dos horas con sus ideas; no se si lo estan dando
    el ultimo fue de daulte con gugliotta

  • 9. alicia  |  16 enero 2008 a las 1:02

    Ah!!! medu, me perdí el de Daulte, y eso que me avisaron! si lo dan de nuevo o tenés noticias, mandá señales. saludos.Alicia.

  • 10. estrella  |  16 enero 2008 a las 3:51

    Me voy de vacaciones, hasta la vuelta!

  • 11. medusa  |  16 enero 2008 a las 22:28

    Alicia:
    me dijeron que «200 años» lo estan dando en el canal encuentro pero no sè el horario
    Saludos
    Silvia

  • 12. Doxasofista barrial [Ignacio]  |  17 enero 2008 a las 5:08

    El tema del resentimiento en Nietzsche recuerdo haberlo leido en Ecce Homo: «por qué soy un destino», y en algunos pasajes del crepúsculo de los idolos: «los que quieren mejorar a la humanidad» ( curiosamente no publicados en el famoso site de Horacio Potel: Nietzscheana).

    Para Nietzsche ser resentido era un sintoma de debilidad y de enfermedad. Esta bien.
    De todas maneras, y dado que para Nietzsche tanto Socrates como Jesús eran profundamente resentidos, me pregunto y pienso en voz alta: ¿Qué tiene de malo entonces ser un resentido?.
    Entendiendo el resentimiento como respuesta a una acción externa cruel, y no, como mal hacen algunos, comparando el convencionalismo «resentimiento» con «envidia». No se…me lo pregunto y lo pregunto.

    No creo que resentirse a cierto tiranismo sea producto de una mal conciencia.
    Nosotros ( quien les escribe y cientos de jovenes universitarios que piensan como yo) no tenemos mal conciencia. No nos gusta la mediocridad y la repudiamos con furia. Es distinto.

    Salud!

    Ignacio
    http://www.nihilismopositivo.tk

  • 13. Doxasofista barrial [Ignacio]  |  17 enero 2008 a las 5:41

    Error: No quise decir Ecce Homo «por qué soy un destino»
    Era Ecce Homo: «por qué soy tan sabio». Disculpas.

    Ignacio

  • 14. Doxasofista barrial [Ignacio]  |  17 enero 2008 a las 5:45

    Error de tipeo: «No creo que resentirse a cierto tiranismo sea producto de una mal conciencia».

    SEA PRODUCTO DE UNA MALA CONCIENCIA.

    Ignacio.

    Pd: Errores desafortunados producto de escribir muy rápido.

  • 15. alita  |  20 enero 2008 a las 6:04

    Prooooofeee !!! ….. Prooooofeee !!!…

    …. donde estás?

    hace mucho que no escribís ?

    te extrañamos …. :–(
    ( mucho )

    Cariños,
    alita

  • 16. Roberto(Gloria Mundi)  |  21 enero 2008 a las 6:47

    Ya sé que es un poco tarde para devolver los comentarios a la propuesta original. Pero encontré esto de casualidad y me pareció una pena no dejarlo aquí para una lectura ebentual. Tiene su jugo.

    Sobre teorizadores

    Por José Bianco

    Este texto fue leído por el autor durante un ciclo de audiciones de crítica de libros emitidas por Radio Nacional en los años sesenta

    La imaginación imita; el espíritu crítico inventa. Esta paradoja de Oscar Wilde que asimila el espíritu crítico a los géneros llamados creadores (novela, relato, poesía) considera la crítica literaria y la literatura de imaginación como dos funciones simultáneas y recíprocas de la inteligencia. Nos dice que la crítica es siempre provechosa a la literatura. Hasta cuando desvirtúa o limita su significado, ahonda la visión que un autor tiene de su propia obra (lo convierte en crítico de sus críticos) y exalta su fuerza: lo induce a rebelarse contra ellos; estimula en él esa fuerza realmente inventiva que le permite hacer el balance de sus posibilidades y combinar sorprendentes caminos de meditación. La crítica, decía Baudelaire, debe ser parcial, apasionada, política y hacerse desde un punto de vista exclusivo, pero desde un punto de vista que abra la mayor cantidad de horizontes posibles. Baudelaire, anticipando el Baudelaire de Sartre, insinúa que la crítica debe ser injusta.

    No es frecuente que un novelista, acostumbrado a supeditar las ideas a personajes imaginarios, haciéndolas vivir en función de caracteres inventados, pueda manejarlas con rigor en su faz especulativa. Alberto Moravia, en nuestros días, es una excepción. No pretendo que un mismo escritor cultive con maestría dos géneros tan diferentes, pero sí pretendo que los géneros tan diferentes sean cultivados por igual en una misma literatura. Agreguemos: en una buena literatura. ¿No es un poco absurdo oír hablar de un país de ensayistas, o de un país de novelistas? Si tiene ensayistas, tendrá por fuerza novelistas. Y viceversa. Recordemos de nuevo la paradoja de Wilde. Donde no hay teorizadores, tampoco hay narradores, donde no hay crítica, no hay ficción.

    (Texto cedido por Juan José Hernández)

    Es de aquí:
    http://www.lanacion.com.ar/Archivo/nota.asp?nota_id=799435

  • 17. Roberto(Gloria Mundi)  |  21 enero 2008 a las 6:49

    ¡Aaaaarrrrggghhh! «eventual». O sea.

  • 18. medusa  |  21 enero 2008 a las 18:32

    No sè, el otro dìa escuchè una entrevista a Abelardo Castillo donde decìa que los personajes totalmente imaginarios no existen, comparto la idea.

  • 19. Ignacio  |  3 febrero 2008 a las 5:57

    Estimado profesor Tomás Abraham:

    Con respecto al tema del resentimiento todavía tengo muchisimas dudas.
    Casualmente hoy estaba leyendo a Gilles, y me acorde de lo que usted me había enseñado en este post la semana pasada.

    «Si hay un autor para quien la muerte de Dios, la caída desde lo alto del ideal ascético no tiene ninguna importancia en tanto que queda compensada por las falsas profundidades de lo humano, mala conciencia y resentimiento, ése es sin duda Nietzsche: él lleva a cabo sus descubrimientos en otro lugar, en el aforismo y el poema, que no hacen hablar ni a Dios ni al hombre, máquinas para producir el sentido, para medir la superficie instaurando el juego ideal efectivo».

    Gilles Deleuze

    Todavía sigo & seguiré reflexionando.

    Saludos amables

    Ignacio


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