El supuesto nuevo Estado argentino

1 agosto 2009 at 14:04 14 comentarios

 

Hoy se habla de Estado. Después de la ola privatizadora de la década del noventa, en estos momentos el fiel de la balanza inclina sus platillos hacia el otro lado. Después de la crisis financiera, los Estados Nacionales mediante intervenciones directas e indirectas, auxilian a sus corporaciones financieras e industriales. Es un  proceso con final abierto.

Nuestra situación es diferente. El Estado argentino no es un Estado en general. Tiene su propia historia. Nos interesan los rasgos vigentes que provienen del funcionamiento de las últimas décadas.

La administración Kirchner se ha hecho de los fondos de las jubilaciones, que sumados a los superpoderes y a los montos de la recaudación de los que se apropia por ley de coparticipación, hace del Estado una potencia financiera.

Si a esta realidad, se la refuerza con la prédica nacionalista y estatizante de fuerte resonancia en la actualidad,  que expresa las consignas queridas por una gran parte del progresismo y del peronismo tradicional, la función económica del Estado se convierte en  el núcleo problemático sobre el que gira una buena parte de la discusión política en la Argentina.

¿Hay algún motivo para pensar que los fondos recaudados del trabajo argentino están mejor resguardados en manos estatales? No, no lo hay. ¿Podemos asegurar que el uso de ese dinero fiscal alcanza un grado de optimización mayor que en manos privadas? No podemos garantizarlo. ¿Existe una razón valedera por la que la gestión de los recursos públicos nivele la desigualdad en la distribución de los ingresos y sostenga una política de equidad? La historia muestra que la acción del Estado contribuyó en épocas a mejoras en la justicia social, pero de un modo transitorio por ser consecuencia de contextos internacionales favorables que una vez finalizados, producen una crisis y retornos a situaciones anteriores y en ocasiones más regresivas que las del punto de partida.

¿Tenemos alguna esperanza para suponer que si el Estado no controló las concesiones que hizo a privados, ni monitoreó la acción de los servicios cedidos a particulares, será más riguroso controlándose a sí mismo? No vemos por qué se vigilará más a sí mismo perjudicando sus propios intereses que cuando se trata de ajenos.

¿Están protegidos los dineros públicos de los argentinos de la corrupción por el hecho de pasar de un capitalismo de mercado a un capitalismo de Estado? Clientelismo, nepotismo, prebendas, negociados, no constituyen buenos antecedentes para esperar una mejora al respecto.

¿Podrá una nueva voluntad política nacional y popular, cambiar el rumbo de nuestra historia reciente, crear un Estado al servicio del pueblo, ser partícipe de la construcción de ciudadanía, y custodiar intereses estratégicos en vistas al cuidado de nuestra soberanía? ¿Con qué personal, con qué criterios de eficiencia, con qué nivel gerencial, con qué sueldos para personal jerárquico, con qué sistema de auditorías y control de gestión, y con qué autarquía que defienda a los entes de las intervenciones del los gobiernos? ¿Cuál es la carrera administrativa en la que se forma personal competente que esté sujeto a criterios de eficiencia y no de sostén, válvula y soporte de fuerzas políticas y sectores económicos?

Hay fechas claves para reflexionar sobre el funcionamiento económico del aparato Estatal, y de las torsiones y distorsiones causadas por los acontecimientos políticos. En nuestro país la administración estatal jamás estuvo desligada de los gobiernos de turno y de sus necesidades de fortalecimiento y permanencia en el poder, y no hay razones para pensar que en el futuro esta realidad tan arraigada en nuestra historia pueda llegar a cambiar.

Los períodos históricos más cercanos a nuestra realidad y que pueden ofrecernos datos y sugerencias de lo que significa en nuestro país un proceso de nacionalización o estatización son los de 1973-75, 1976-83, 1984-89, y su contraparte, la década del noventa. Los gobiernos intervinientes en aquellos años son el peronista, los militares, y los radicales.

Es frecuente leer que el ataque contra el Estado de los argentinos ha tenido a sus principales responsables en los dictadores del Proceso, en los desreguladores del gobierno de Alfonsín, y por supuesto, en quienes llevaron a cabo la política de privatizaciones en los años noventa. A esta periodización le agregamos el gobierno peronista de José B.Gelbard a Celestino Rodrigo en el que el déficit llegó a 14% del PBI.

La situación del Estado en relación a sus finanzas no puede desligarse de la deuda externa global. Pero tampoco puede hacerlo de las deudas de las empresas de servicios públicos. La historia de YPF parece mostrar el uso y abuso que se hizo de sus ingresos para trasladarlos a otros sectores estatales para paliar desajustes contables. La política de precios de la entidad estatal no respondía a sus costos de producción por la fijación de topes de entrega del producto a Schell, Esso, y otras. La empresa sólo recibía el 25% del total de sus ventas, siendo el resto absorvido por el Estado.

En 1973 se creó la Corporación de Empresas Nacionales, cuyo supervisión en nada impidió que el personal de YPF se incrementara sustancialmente sin que la producción lo hiciera por lo que la productividad entre 1973 y 1976, cayó a la mitad.

El gobierno militar de 1976 a 1983, aumentó la deuda de la empresa de 372 a 6000 millones de dólares, y redijo su personal de 50.000 a 18.000 empleados.

Durante el gobierno de Alfonsín se crea el Directorio de Empresas Públicas con la presidencia de Enrique Olivera. En ese momento la mitad de déficit del Estado se debe a las pérdidas sufridas por al empresas públicas, y de este déficit el cincuenta por ciento correspondía a los ferrocarriles argentinos.

La política de subsidios puede ser necesaria de acuerdo a criterios diferenciados de rentabilidad. Se habla de rentabilidad social. El problema es que  – de acuerdo a las minuciosas discusiones que se llevaban a cabo en la revista Desarrollo Económico durante los años setenta entre Alieto Guadagni, Juan Carlos de Pablo, Nuñez Miñana y Alberto Porto, entre otros – una gerenciamiento sostenido por subsidios, préstamos blandos, y situaciones de monopolio, no favorecen una administración responsable, ni el objetivo de autonomía financiera y

disciplina laboral.

La tradición política peronista y radical, el nacionalismo en general, han identificado la política del Estado con la soberanía del pueblo, haciendo un trigrama entre Estado-Pueblo- Nación. Cualquier otra visión de Estado la descalifican por tecnocrática, sólo regida por criterios de eficiencia derivada de una ideología economicista y mercantil.

Pero lo cierto es que la visión nacional y popular del funcionamiento del Estado lo pagó con su trabajo y con sus vidas el pueblo, y la misma nación.

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Una realidad con puntos suspensivos ENTREVISTA DIARIO CRÍTICA DE LA ARGENTINA. 3/9/09

14 comentarios

  • 1. magu  |  1 agosto 2009 a las 15:01

    Comentar este artículo tan complejo, me hace ponerme en la postura de los jubilados quejosos de LA TUERCA o uno de esos programas antiguos.
    Las jubilaciones dadas a las amas de casa trajo gran controversia, las amas de casa, chochas, los famliares tambíén, otra gente que por ahi esperó dos años para que le saliera, no no. Y además dicen (los que estan en contra) que eso sale de impuestos mal cobrados.
    Por otro lado, aunque les parezca mentira, por acá conozco mucha gente que solo vive de la pensión de la abuelita, ¡si si¡, la hija divorciada, el hijo desempleado y la nieta madre soltera adolescente, todos de las abuelas bien pensionadas, auqne ud y su familia no lo crea PR, ABRAHAM. Es asi a veces, la abuela es una mina de oro, se sostienen de ella.
    Sobre los últimos párrafos, donde dice que los argentinos a veces hacemos un monomio de ESTADO, SOBERANÍA, GOBIERNO, al menos en mi concepción mental siempre lo ví asi.
    POR EJEMPLO, la casa de gobierno es nuestra, igual que el congreso, igual que el agua de los ríos que están aqui, no se puedne vender ni alquilar, ni negociar, son nuestras, Es cierto que sostneer economicamente algunas cosas a veces es imposible (se habla sobre EL COLÓN al respecto)
    y se debatió mucho aqui sobre la pérdida que dan los trenes.
    Los viejos, los enfermos mentales, los discapacitados totales también darían pérdidas según una mirada capitalista, y el ESTADO los debe amparar . LOS TRENES, puede ser que den pérdidas, pero son también un servicio comunitario, algo tan necesario como remedios. Dan pérdidas, pero se pueden financiar sacando dinero de otro lado tal vez. y si solo afirmo lo que ud pone en su párrafo…eso de que este gobierno maneja el dinero de ANSES y de AFIP (recaudaciones) mucha gente buena se me enoja, pero es cierto eso y me pone mal.
    GOBIERNO DE TURNO, debería ser independiente del ESTADO
    ¿Y qué es EL ESTADO ?, los habitantes, los ciudadanos, los recursos naturale,s las reservas, el oro de una nación ? ¿qué es entonces?…¿ud qué cree, quien los debe administrar ?…todo sería bueno con un buen imperativo, ser transparentes en la administración, y no decidir hacer con recursos del ESTADO, enriquecimientos propios ni negociados (en ningún gobierno, ni por concesiones, ni privatizaciones o estatizaciones, etc)

  • 2. Esteban S.  |  1 agosto 2009 a las 16:30

    Tomás. ¿No cree que esto nos devuelve a una discusión no sólo sobre el rol del Estado -que constituye una debacle de posturas-, sino también sobre los principios que deben regir a las tradiciones políticas? Es decir: los valores que sostienen los partidos políticos y la consecuencia en el actuar. En sociedades nihilistas y cínicas esto es muy difícil de realizar, si sólo vale el interés egoísta.
    Cuando leo el artículo, me lleva naturalmente a plantearme que se trata, a fin de cuentas, de una discusión sobre los modos de vida y sobre los modos de ser. Es decir, un clásico planteo ético y político (pienso en los estoicos o en el rol de los intelectuales o, más cerca, la escuela de formación pública que tienen en Francia) y un dilema que nos remonta a las preguntas sobre la concepción de mundo. En este sentido, ¿no es fundamental que los partidos políticos definan principios y modos de acción, a los que luego se ajusten como valores públicos a seguir?

    Es en este sentido que se entiende por qué es que un político con sólo ser honesto no logra nada, como tampoco un funcionario deshonesto que tiene buenas ideas. Nadie duda de que Cavallo tuvo una formación intelectual interesante, ¿pero acaso puede deslindarse su deshonestidad en la función pública, o su enorme desinterés en los mecanismos de control republicanos? Su deshonestidad termina impactando en las ideas: demostró ser un cínico político.
    Del mismo modo, ¿qué país construímos con un De la Rúa que no roba, si su horizonte de ideas se termina en su nariz?

    Saludos.

  • 3. magu  |  1 agosto 2009 a las 17:31

    Es que no siempre EL ESTADO aunque funcione bárbaro, va a traer ganancias y producción. Hay sectores y quizás servicios que no van a ser nunca un negocio redituable (ya lo señalé, geriátricos públicos, hospitales sobre todo de terminales (salvo a nivel de estudios científificos, pasantías, residnecias médicas, investigación, etc) y algún servicio público (transporte o algo asi) que serán seguro ·cero ganncia o quizás pérdida).
    Ahora
    Otra cosa es que las pérdidas estatales vengan por enriquecimientos de funcionarios públicos (por negocios, coimas o robos de materiales o dinero de ganancia estatal)….y eso es lo que habría que cambiar, es un tema de conciencia política y ciudadana, además de reforzar los controles e inspecciones sobre la administración de lo estatal. Por ej: que no existan más los gastos reservados. Y que a los funcionarios de alto rango se les prometa una estupenda jubilación, asi ese será el incentivo para gobernar bien.

  • 4. ernesto  |  1 agosto 2009 a las 18:23

    Ya es hora de dejar de lado toda idea de un país estatista o socializante, que es un concepto perimido, y que, particularmente en nuestro país, ha sido nefasto y sujeto a una corrupción asombrosa. Basta señalar para ello la desaparición de los ferrocarriles y el vaciamiento de una gran empresa petrolera como YPF mas el hecho, como acertadamente señala Abraham, que las empresas públicas le costaban a los argentinos la mitad de sus presupuestos nacionales.
    Está claro que desde 1999 no hemos hecho mas que retroceder en todos los ámbitos: institucionales, sociales, políticos y económicos, podemos decir que luego de los avances notorios de la década del noventa, hoy estamos mas o menos como en los 80.
    ¿Que duda cabe ya que es urgente regresar al liberalismo económico e institucional de los 90? ¿No es bastante ya las brutalidades en todo sentido con la que se afrenta a los argentinos desde el 2002 en adelante? ¿Estaremos ciegos, sordos y vegetativos para siempre?

  • 5. Mishíguene kop  |  1 agosto 2009 a las 18:44

    Tal vez sea un poco ingenuo, pero en la era de internet y de la intercomunicación todo control sobre el Estado debería ser más fácil. En principio toda reunión pública debería ser transmitida en vivo y en directo. Debería prescindirse del secreto de Estado. Ya se que eso va contra la promoción de las inversiones. Pero si pensamos en un mundo distinto al que tuvimos que heredar, hay cosas que deben terminar. El secreto de Estado es una, el secreto bancario es otra. No por eso deberíamos rendirnos ante el asambleísmo que proponen algunas izquierdas. No. Nada que ver. En todo caso las decisiones las tomarán como siempre algunos pocos, los representantes de los diversos intereses, pero todos podremos estar enterados de lo que se cuece entre bambalinas. Esa, para mí, es la única forma de un control más efectivo, que la nueva tecnología permite. Cámaras en todos los despachos del poder. Transmisión en vivo de todo lo que se decida en el poder. Lucha frontal contra el secretismo. Si no hay nada viciado no hay por qué tener secretos. ¿O no?

  • 6. magu  |  1 agosto 2009 a las 20:18

    Yo pienso lo mismo. Podría haber un canal público y una radio pública, además de un canal de internet donde se vea y oiga todo lo que se hace día a día, las sesiones del Congreso, los presupuestos. E incluso, algunas decisiones como por ej<: la que se tomò con respecto de los fondos del ANSES para hacer viviendas, o parte de la plata de AFIP, todo eso tendría que ser participativo, como voto electrónico. La cuestión está en seguir investigando tecnologicamente en esos servicios, de internet y de comunicaciones.
    Viste que ese funcionario, ahora no recuerdo el nombre, el socialista que por un infortunio quedó cuadripléjico, puede comunicarse por internet a través del movimiento de un ojo que parpadea. Entonces, también la tecnología puede ayudar a controlar los presupuestos, las conversaciones, hacerlas públicas. Y asi, el control es mucho más efectivo, bueno, ojalá se pudiera hacer
    saludos

  • 7. gracia doming  |  1 agosto 2009 a las 21:54

    Llegò la hora de conectarse con el estado, por mucho dejar hacer, a fuerza de conformismo, no le dimos una identidad al legislador; y los que persisten en el rechazo son quienes más sienten los efectos aniquiladores de la maquinaria. Si uno ve lo que sucede hoy con lo que fue el movimiento piquetero puede darse cuenta de cómo funciona este mecanismo: aún si buena parte de ellos está hoy con el gobierno, no puede decirse que estén mayoritariamente ilusionados con la imagen tradicional de una “inclusión efectiva”. Las estrategias de recuperación simbólica parecen funcionar en base a una aceptación de la degradación permanente de las vidas, en base a cierto cinismo en la gestión de estas existencias, de un cálculo corto que en la práctica desarticula vínculos transversales y vuelve a organizar un orden provisorio-

  • 8. josé  |  3 agosto 2009 a las 17:36

    creo que habria que preguntarle a Lopez Murphy.
    Don Abraham se Lopezmurphizó, o me parece a mi?,
    lamentablemente en estas épocas turbulentas los estados vuelven a ser el anclaje de trust financiero, traicionado por la inescrupulosidad de los bancos y la falta o la no aplicación de una reglamentación sobre los actores financieros, bancos, fondos de inversión, compañias de seguros, mercados accionarios, y paraisos fiscales.
    El garante de una moneda, en última instancia siempre es el estado, y los paises siguen siendo entidades fuertes a pesar de que la globalización negara su competencia en asuntos financieros, «el dinero no tiene patria», bueno, ahora parece que si.
    Mañana será no, y así sucesivamente.

  • 9. Diógenes  |  3 agosto 2009 a las 22:35

    Estimado Tomás: el supuesto Estado argentino es una Unidad que cada pasajero que pasa lo usa para usufructo personal. Eso está probado, se beneficia el poder, el poder es el Estado, los empresarios, los sindicatos. Mientras no haya una decisión de concertación para diseñar antes de qué clase de país queremos sino cómo vamos a paliar la crisis que se acentúa, la toma de decisiones seguirá colapsada. El régimen democrático y/o clase dirigente tienen una materia pendiente.

  • 10. ernesto  |  4 agosto 2009 a las 21:39

    ¿Y esto?

  • 11. ernesto  |  5 agosto 2009 a las 18:09

    Idiota viene de idiotes, griego, que significa ciudadano privado, o sea persona inútil en el concepto que tenían los griegos del Estado. Tucídides nos cuenta que en el siglo de Pericles, Atenas es un estado dirigido y protagonizado por un pueblo hermanado por el sentido del bien común por el que todos deben trabajar; el bien público, el servicio público, es el objeto mas sagrado para cada ateniense. Había dicho Platón: «La libertad no es asunto de leyes y constituciones, el hombre es libre en la medida que se gobierna y se conduce a sí mismo»
    Luego la molicie sacudió a los griegos y cambiaron la ecuación: los atenienses ambicionaron no dar nada al estado sino que el estado les diera todo a ellos -John Kennedy: «no pregunten que puede hacer EEUU por ustedes sino que pueden hacer ustedes por EEUU»- y entonces decidieron librarse de responsabilidades, dejaron de ser libres y cayeron en la barbarie y el olvido.
    Mientras la Argentina sea un pueblo de idiotas (idiotes) que proclama a los cuatro vientos que la políticas es sucia, que odian a la política y se desesperan por encontrar un líder que los conduzca a la gloria sin que les cueste nada mientras ellos se ocupan de sus propios asuntos vivirá en la barbarie.

  • 12. josé  |  7 agosto 2009 a las 3:14

    perdón pero tengo entendido que en Atenas el cuarenta por ciento de la población eran esclavos,
    en donde queda eso de que el hombre es libre en la medida que se gobierna a si mismo, es linda la frase, cosa que en toda la historia humana existió jamás.

  • 13. ernesto  |  7 agosto 2009 a las 10:42

    José: por aquella época la esclavitud de los pueblos conquistados o vencidos, bah, los esclavos, era aceptada como algo inherente a la sociedad humana (hablamos de hace mas de 2500 años atrás). Hasta Platón lo tenía como algo de hecho y necesario. Pretender juzgar tal cosa a la luz de la evolución actual es un ejercicio inútil y sin sentido. Seguramente dentro de 2000 años van a juzgar al presente estadio de la humanidad como criminales, antropófagos y asesinos en serie por la matanza diaria de millones de otras especies para devorarlas.

  • 14. ernesto  |  7 agosto 2009 a las 16:44

    José: hace 10 mil años que la sociedad humana está evolucionando; la civilización griega, de hace 2500 años atrás, es una etapa importante de dicha evolución aunque todavía durante esos años y mucho después se consideraba a la esclavitud de los pueblos vencidos y/o conquistados como algo natural y lógico. Juzgar a los griegos a la luz de la evolución actual es un ejercicio inútil y sin sentido. Probablemente dentro de 1000 o 2000 años se nos considere a los seres humanos actuales como asesinos seriales monstruosos por matar a millones de vidas de otras especies diariamente para devorarlos.


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